De hecho, personas como él, adelantadas a su momento, visionarios porque ven lo que
pocos ven, acuden a las capas de su propia mente en búsqueda de tal entendimiento, el que los
hace mirarse al espejo, donde en el reflejo visualizan a la humanidad como colectivo. Seres
humanos que, en el cuestionamiento de sí mismos, en su interrelación con el contexto y con los
demás encuentran los defectos o las cualidades, vicisitudes de nuestro tiempo. ¿No es eso acaso
un análisis, un análisis psicológico? Tal vez lo es, inconscientemente, porque tal vez, el lenguaje
no es suficiente, la consciencia no es suficiente.
Un análisis psicológico no está limitado exclusivamente a entrar en una consulta con un
psicólogo, mucho menos significa auto cercenar nuestra propia libertad, inhabilitando así la
posibilidad de conocernos a nosotros mismos, como lo propone Han. Errados o no, aún tenemos
el libre albedrío para analizar, analizarnos, y analizar a los demás, leve o profundamente.
Como lo he mencionado antes, dentro del trabajo de Byung-Chul Han, una de las críticas más
relevantes que plantea es al concepto de positividad, que según él, en nuestra sociedad implica la
exclusión de lo negativo, la eliminación de lo indeseable, incluido el dolor, incluida la autocrítica.
Esto impide una aceptación plena y una comprensión real de la realidad tal como es.
En ese sentido, el autor aboga, de manera implícita, tal vez sin ser del todo consciente de ello,
o quizás siéndolo, pero sin nombrarlo, por una visión estructural cercana a la psicología analítica: la
unión de los opuestos, la función compensatoria y reguladora de la psique en sus inicios, la
comprensión del arquetipo de la Sombra.
Según el autor francés y biógrafo de Jung, Jean-Jacques Antier, “la sombra es antisocial, es la
suma de los elementos psíquicos incompatibles con la vida en sociedad”:
El arquetipo de la Sombra es el enemigo, el traidor, el invasor, el competidor, y
todo lo que es extraño, diferente y potencialmente peligroso. Clave de todos los
racismos, puede engendrar una conducta delictiva, un conflicto armado y, llevada
al extremo, puede crear una doble personalidad. (Antier, 2013)
El editor y analista junguiano Daryl Sharp va en la misma línea que Han cuando afirma que “la
percepción de la sombra es inhibida por la persona”, y continúa:
Si nos identificamos con una persona brillante, la sombra será
correspondientemente oscura. Así, la sombra y la persona se encuentran en una
relación compensatoria, y el conflicto entre ellas está invariablemente presente en
un brote de neurosis. La depresión que caracteriza este estado indica la necesidad
de darse cuenta de que uno no es todo lo que pretende o desea ser. (Sharp, 1994)